La manzana del deseo

En mis tierras
Plantamos juntos,
Perales y guayabos,
Cerezos y papayos.

Día y noche
Cuidábamos de ellos,
Creando un paraíso
De nuestras virtudes.

Lo que no contaba,
Es que existe un árbol
Que se caracteriza por
Despertar las perversiones,
Nuestros más oscuros vicios,
El deseo carnal desenfrenado.

El arrojo y la insolencia
Que experimentamos saboreando
De aquel fruto tentador,
Hizo a mi lealtad y entereza
Un afán efímero y perecedero.

La piel se fue acostumbrando
A dejarse llevar por los caprichos
Insaciables de abarcar más sensaciones.

Desviando nuestro amor
Al mundo de la insuficiencia,
Con tal de sentir por un instante
Un estímulo fugaz y sin sentido.

Que deja huecos en el alma,
Penurias y sinsabores en el cuerpo
Y nostalgias reprimidas por el tiempo.

Fue la manzana del deseo
La que aparto la afinidad
De nuestros espíritus conexos.




Poema realizado el 30 de enero del 2016 para un concurso de Literatura UNAM que se publicó el 14 de febrero en su Facebook. Muy apegado al desamor.

Báez.

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