A mí no.
A mí no se me olvida que además de ti, el mundo está lleno de personas que anhelan ser amadas y dar un beso de buenas noches para llenar su alma, que buscan en personas desinteresadas el amor que no tuvieron en casa y buscan en el exterior lo que vive dentro de ellos. A mí no se me olvida aquella viejecita tirada pidiendo limosna los domingos afuera de la Iglesia, a la que prefiero comprarle algo de comer en vez de darle dinero para que se lo robe algún desgraciado. A mí no se me olvida aquel niño vendiendo chocolates en el metro con un corte de cabello a la moda, tenis llamativos y una playera colorida. Eso sí, lo que yo veo, el mundo nunca lo ve. Esos ojos que anhelan seguir el ejemplo de un padre; un padre ausente y alcohólico que jamás podrá darle algo a ese pequeño, sólo hasta que se salvé a sí mismo. A mí no se me olvida esa señora que crío a sus hijos con lujos y objetos llamativos, sembrando en ellos la semilla de la indiferencia y de lo superficial. Viendo todo como si no v